A Gehle se le diagnosticó colangiocarcinoma, un cáncer del ducto biliar, en octubre 2009, pronto quedó en claro que la cirugía tradicional no era una opción.
En cambio los médicos en el Centro Integral del Cáncer de la Universidad de Michigan iniciaron la quimioterapia y radiación de Gehle y le sometieron a una serie de exámenes para determinar si el hombre, de 65 años de edad, era por lo demás lo suficientemente sano como para darle un tratamiento nuevo, un transplante de hígado.
El transplante de hígado se usa a menudo para el cáncer que ocurre dentro del hígado. Pero la UM es uno de los pocos centros en todo el país que ofrecen en transplante para el cáncer del ducto biliar, una estructura que conecta, como un tubo, el hígado con los intestinos.
La extirpación quirúrgica del cáncer de ducto biliar puede ser extremadamente difícil, y aún cuando la cirugía es una opción, el cáncer con frecuencia reaparece.
"Éste es un tumor con el cual siempre tenemos que luchar", dijo Christopher Sonnenday, profesor asistente de cirugía en la Escuela de Medicina de la UM. Sonnenday, un cirujano de transplantes, forma parte de la Clínica Multidisciplinaria de Cáncer de Hígado en el Centro Integral del Cáncer de la UM.
"Históricamente el transplante no se ha considerado como un buen tratamiento para el cáncer. Lo que hemos aprendido en años recientes es que si uno selecciona a los pacientes con mucho cuidado y encuentra los pacientes adecuados, a estos pacientes el transplante puede ayudarlos", señaló Sonnenday.
El procedimiento es más beneficioso para los pacientes cuyo cáncer de ducto biliar no puede tratarse quirúrgicamente y no se ha extendido a otros órganos. A los pacientes primero se les da un tratamiento que combina quimioterapia y radioterapia y se les somete a una serie de pruebas para comprobar que el cáncer no se ha propagado.
Dado que estos pacientes no tienen una enfermedad crónica del hígado, como ocurre con el candidato típico para el transplante, a Red Unida de Intercambio de Órganos automáticamente les da puntos adicionales en el sistema de asignación de hígado, de manera que pasan a una posición favorable en la lista en relación con la urgencia de su caso. Típicamente hay disponible un hígado dentro de tres a seis meses. Durante la cirugía, los médicos extirpan todo el hígado y el ducto biliar y llevan a cabo el transplante de hígado.
Los pacientes con cáncer de ducto biliar sometidos a la cirugía tradicional tienen una tasa del 30 al 40 por ciento de supervivencia de más de cinco años. Para los pacientes que no pueden tener esta operación la tasa de supervivencia es solo del 5 al 10 por ciento.
Los primeros datos sobre el tratamiento del cáncer de hígado indican tasas de supervivencia del 75 al 85 por ciento en cinco años, lo cual es similar a las tasas generales de supervivencia del transplante de hígado.
"Este tratamiento ofrece esperanzas para un grupo selecto de pacientes con cáncer de ducto biliar para los cuales, antes, no había realmente otras opciones eficaces. Obviamente, lo que estamos esperando es saber qué ocurrirá con estos pacientes a largo plazo. En este momento, esto luce mejor que cualquier otra cosa que podamos hacer en general para los pacientes con cáncer de ducto biliar", señaló Sonnenday.
Huele fue el primer paciente sometido al procedimiento en la UM después que estuvo en la lista para transplantes durante un mes. Un año más tarde está libre de cáncer.
"Ya casi voy a cumplir mi primer año de retiro", dijo Huele. "Si no hubiese tenido el transplante no estaría aquí. Los médicos en la UM, básicamente, me salvaron la vida".
Estadísticas del cáncer de ducto biliar: Cada año unas 3.000 personas en Estados Unidos tienen un diagnóstico de colangiocarcinoma, o cáncer del ducto biliar. Después de cinco años menos del 20 por ciento sigue vivo.
para rematar fallas en el equipo de Eruviel Ávila - Roberto Calleja Ortega lea mas... http://bit.mx/rco
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